!Cali tiene héroe¡
- Santiago Tascón
- 17 may 2016
- 3 Min. de lectura
Recuerdo esas palabras de mi padre... "A este lado está el río Cali, Santi, véalo pues qué lindo", dijo mientras extendía sus brazos, haciendo sentir el caudal más cerca de mí. Con tan solo 9 años reconocía una de la corrientes más poderosas de mi ciudad natal como un héroe bello y natural que recorre la ciudad trayendo felicidad y armonía, gracias a esa frase de mi padre. Me propuse algún día encontrarme con el río en persona, para sentirlo mucho más cerca de mí. Sentí la necesidad, 10 años después, de rectificar ese supuesto que tenía desde mi infancia, pues nunca pensé que una mañana de un domingo, de esas mañanas calurosas que no provoca levantarse de la cama, me llenaría de motivación e iría al encuentro con el río. Con la mañana a mi favor, -personalmente disfruto más los días soleados-, sabía por alguna razón que el día pintaba muy bien. En mi camino hacia el oeste con mis colegas, Laura y Ximena, me sentía entusiasmado y a la vez seguro pues estaba bien asociado para vivir mi primera experiencia en una salida de campo. A las 11:30 inicié observando al río desde un puente en el barrio Santa Teresita, cerca del zoológico, en el oeste de la ciudad. Lo sentía un poco distante, pero respetando los espacios de cada quien. Solo podía mirar cómo el agua fluía y cómo la maleza intervenía en su trayecto resaltando su belleza, tal como pensé cuando tenía 9 años, pues árboles, flores, piedras y monte le daban ese toque de vida al río.

Foto tomada por: Santiago Tascón Nos surgió la intriga de conocer un corregimiento del cual mi compañera Laura habló durante toda la observación. Sabíamos de la ubicación de este, que más o menos se encontraba a 10 minutos del zoológico para arriba. Nunca percibí que fuera capaz de hacer estas cosas solo por esa sensación de ir más allá y conocer más de mi ciudad... Más del río Cali. Finalmente, llegamos al sitio que buscábamos, sin saber que era el corregimiento que deseábamos encontrar. Era hora de apagar el aire acondicionado y bajar las ventanas para observar lo lindo que el río se veía. El corregimiento Las Palmas, que hace parte del distrito de la Ladera, estaba vivo gracias al río, pues era este quien atraía a las personas a socializar haciendo de mi supuesto algo cierto. El río Cali, un héroe que brinda a las personas la sensación de estar en casa, -por lo menos yo lo sentí así-; solo me faltaba el fiambre y mi pantaloneta para ser un habitante más del corregimiento. Además, distintas actividades llevadas a cabo cerca de este como el motocross, dar un paseo y comer salchi-papa, agrupaban a la población de Las Palmas alrededor de las aguas tranquilas del río.

Foto tomada por: Santiago Tascón
Un puente negro, que conectaba el corregimiento con el Jardín Botánico, al que las personas le dan un uso deportivo, me permitió recorrer algo más del río, además de ayudarme a acercarme mucho más a él. Pude observar, cuando estaba ahí, una corriente que bajaba de la montaña con mucha potencia, y que captó mi atención inmediatamente; me acerqué a tocarla, y por supuesto me mojé todo. Puedo decir que sentí la fuerza del río y cómo este se estaba presentando hacia mí de una forma correcta, pues alguien que no te conoce que se acerca y te toque da algo de miedo. Entendí que no tomé la precaución que se debe de tener al comprender la magnitud de éste.

Fotos tomadas por : Santiago Tascón Mucho más adelante en nuestro camino, en el Jardín Botánico, se notaba un espacio donde el río estaba totalmente calmado y entendí que era el momento de presentarme con él, me acerqué y toqué el agua fría que recorre toda nuestra ciudad entendiendo cómo éste héroe natural hace nuestra ciudad algo mas unida, más viva y bella.
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